1.2.11

(un paréntesis)

imagina andando a la orilla del mar. caminando en tierra y agua al mismo tiempo, tierra mojada de tanto llorar, agua dura de tanto fingir. se te empapan los dedos y las heridas te pican por la salitre. las olas son cada vez más altas, pero no pueden con el camino que tienes pensado recorrer, todo línea recta. sin embargo, las olas pueden borran las huellas que han compuesto el acorde de tus pies, y cada pisada se queda como un recuerdo, que luego ni siquiera nadie recuerda. ilusión, imaginación. parece que ya nada es lo mismo, y si nadas en la nada te vuelves invisible. has caminado desde que el sol ha salido, y ya el reloj de las montañas marca las siete de la tarde. oscurece, permanece. te pierdes en tus mismas pisadas, y salen cicatrices en lugares que ni tú mismo sabías que existían. pero decides tropezarte, y caes tumbado en tierra seca y fría, donde los brazos acarician la libertad y donde la arena se adormece entre tus dedos. huele a lluvia, a mentira. sabe a libertad de esa que no te deja vivir. y tocas el trasfondo de tu ira,... yo me quedo aquí, a morir.

.k.

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