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El infinito está más cerca de lo que piensas. No necesitas mirar al cielo para saber que existe. El infinito se encuentra en cada historia que queda por escribir, en cada parque vacío. Un cuadro, infinidad. Una caricia, incluso. Una lágrima al chocar contra el suelo, el vuelo de una mariposa, el cantar de un pájaro, una margarita deshojada, un beso, una cama vacía que aún conserva el calor en las sábanas. Todo, cualquier pequeño detalle, allá donde se posen tus ojos, créeme, hallarás lo infinito. Porque no hay en el mundo nada más ilimitado que una mirada que ve mucho más allá de lo escrito.
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